Voyeurismo procede del francés voyeur (que significa voyeur) y define la busca de excitación sexual por medio de la observación, en general a hurtadillas, de personas desvistes, o bien que están practicando juegos eróticos, y hace de esta práctica algo indispensable para el placer del voyeur.
El voyeurismo es entre las llamadas parafilias, o bien desviaciones sexuales que el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de la Asociación Americana de Siquiatría) las define “por el hecho de que la imaginación o bien los actos infrecuentes o bien peculiares son precisos para lograr la excitación sexual”. Estas pautas deben ser usuales, recurrentes y ser el modo perfecto preferido o bien exclusivo al que recurre un individuo determinado para excitarse sexualmente. Ciertas de estas inclinaciones tienen una prevalencia mayoritariamente masculina. En el nuevo manual, el DSM V, se catalogaría como disfunción sexual no detallada, en el caso de cumplir con lo descrito para esta clase de disfunción.
En la dimensión sexual humana hallamos múltiples formas de juego erótico, y hay una rica diversidad de gustos y preferencias. El voyeurismo es discutido, puesto que la persona que observa, no acostumbra a tener el permiso de las personas observadas.
No nos cansaremos de reiterar que el permiso (explícito) es la base de una relación íntima sana y positiva. Asimismo debemos distinguir entre algo eventual y la necesidad de efectuar esta clase de conducta para excitarse. En el segundo caso, recomendaríamos asistir a una consulta de un profesional de la Sexología.
En el voyeurismo hay excitación visual, la visión de 2 personas jugando de forma erótica. El simple hecho de imaginar una situación de clase erótico, por no charlar de la idea de verse envuelta en tal situación, puede hacer que nuestro cerebro entone una balada suave y que suba la temperatura. Esto es algo que puede sucederle a cualquier persona, es más difícil en el planeta de las nuevas tecnologías. Cualquier persona con un teléfono puede grabar el encuentro casual de 2 personas. Todo el planeta está en su derecho a la amedrentad, mejor no hacer participantes a las nuevas tecnologías de los juegos amatorios, puesto que puede haber serias consecuencias para las partes implicadas.
El peligro de jugar con fuego es que uno se puede abrasar. Si una persona observa a otras en su juego erótico, puede encontrarse en la situación de que las otras personas lo descubran, se sientan incómodas y puede llegar el enfrentamiento, o bien la agresión.
Por otra parte, hallamos que existen muchas referencias al tema de voyeurismo en la filmografía Kieslowsky con No amarás (no desearás a la mujer de tu prójimo), Hitchcock con La ventana indiscreta, o bien Brian De Palma con Doble de cuerpo, han jugado con este género de conducta, para descubrir escenas eróticas o bien inquietantes. Es una conducta humana, extendida a lo largo del tiempo.
Si nos sentimos atados o bien sentimos la necesidad de practicar esta clase de conducta para conseguir la excitación o bien el placer, tenemos que asistir a un profesional de la Sexología. Si es algo eventual, y es parte integrante de nuestro repertorio erótico, no tenemos que darle más relevancia.
El voyeurismo es entre las llamadas parafilias, o bien desviaciones sexuales que el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de la Asociación Americana de Siquiatría) las define “por el hecho de que la imaginación o bien los actos infrecuentes o bien peculiares son precisos para lograr la excitación sexual”. Estas pautas deben ser usuales, recurrentes y ser el modo perfecto preferido o bien exclusivo al que recurre un individuo determinado para excitarse sexualmente. Ciertas de estas inclinaciones tienen una prevalencia mayoritariamente masculina. En el nuevo manual, el DSM V, se catalogaría como disfunción sexual no detallada, en el caso de cumplir con lo descrito para esta clase de disfunción.
En la dimensión sexual humana hallamos múltiples formas de juego erótico, y hay una rica diversidad de gustos y preferencias. El voyeurismo es discutido, puesto que la persona que observa, no acostumbra a tener el permiso de las personas observadas.
No nos cansaremos de reiterar que el permiso (explícito) es la base de una relación íntima sana y positiva. Asimismo debemos distinguir entre algo eventual y la necesidad de efectuar esta clase de conducta para excitarse. En el segundo caso, recomendaríamos asistir a una consulta de un profesional de la Sexología.
En el voyeurismo hay excitación visual, la visión de 2 personas jugando de forma erótica. El simple hecho de imaginar una situación de clase erótico, por no charlar de la idea de verse envuelta en tal situación, puede hacer que nuestro cerebro entone una balada suave y que suba la temperatura. Esto es algo que puede sucederle a cualquier persona, es más difícil en el planeta de las nuevas tecnologías. Cualquier persona con un teléfono puede grabar el encuentro casual de 2 personas. Todo el planeta está en su derecho a la amedrentad, mejor no hacer participantes a las nuevas tecnologías de los juegos amatorios, puesto que puede haber serias consecuencias para las partes implicadas.
El peligro de jugar con fuego es que uno se puede abrasar. Si una persona observa a otras en su juego erótico, puede encontrarse en la situación de que las otras personas lo descubran, se sientan incómodas y puede llegar el enfrentamiento, o bien la agresión.
Por otra parte, hallamos que existen muchas referencias al tema de voyeurismo en la filmografía Kieslowsky con No amarás (no desearás a la mujer de tu prójimo), Hitchcock con La ventana indiscreta, o bien Brian De Palma con Doble de cuerpo, han jugado con este género de conducta, para descubrir escenas eróticas o bien inquietantes. Es una conducta humana, extendida a lo largo del tiempo.
Si nos sentimos atados o bien sentimos la necesidad de practicar esta clase de conducta para conseguir la excitación o bien el placer, tenemos que asistir a un profesional de la Sexología. Si es algo eventual, y es parte integrante de nuestro repertorio erótico, no tenemos que darle más relevancia.